viernes, 14 de enero de 2011

Las imagenes que ingañan

 

El debate sobre la "objetividad" y los límites de la manipulació fotográfica,nación con el fotoperiodismo y que le ha acompañado durante toda su existencia, sin que todavía hoy, más de cien años después, se haya llegado a un acuerdo, ya que probablemente se trate de un acuerdo imposible, dada la "subjetividadd" de la que hablábamos, la del fotógrafo y de la técnica fotográfica.

Kevin Carter  


Uno de los ejemplos clásicos de este debate es el de la famosa fotografía que hizo el sudafricano Kevin Carter en el sur del Sudán durante una hambruna que asoló a la población durante el año 1993.

En la foto, que le valió el Premio Pulitzer y fue publicada en el diario The New York Times, se veía a una niña desnutrida sentada en el suelo, junto a un buitre que la rondaba. La imagen podía sugerir que el ave carroñera estaba esperando para atacar a la niña y, además del debate sobre si el fotógrafo debía dejar la cámara para ahuyentar al buitre y ocuparse de la niña, lo que se vio finalmente es que al disparar con un teleobjetivo.







Premio Pulitzer 1994, Kevin Carter.



Carter falseaba la proximidad entre la niña y el buitre, pues con este tipo de lente dos imágenes que se encuentran lejanas entre sí pueden llegar a aplanarse simulando una cercanía inexistente, como así ocurrió. Carter, explicó, además, que aquella niña no corría realmente ningún peligro, pues estaba delante de un pequeño hospital de campaña.



Javier Bauluz

 
Un debate similar ocurrió en España con una fotografía del asturiano Javier Bauluz tomada en una playa de Tarifa donde se veía a una pareja joven instalada tranquilamente debajo de una sombrilla, con un refresco en la mano, mientras al fondo yacía tendido en la arena el cuerpo sin vida de un emigrante joven que había sido arrastrado por el mar después del desembarco fallido de una patera.


La terrible foto de Bauluz en la que unos indiferentes bañistas
comparten playa con el ahogado de una patera.

También esta fotografía fue tomada con un teleobjetivo y, como ocurrió en la foto de la niña del sur de Sudán, la imagen fue aplanada sin que hubiera, sin embargo, ninguna manipulación de los hechos, pues ninguno de los fotógrafos cambió la escena que existía y que todos podían ver.

Hubo, eso sí, una “interpretación” de la escena. Una lectura “subjetiva” de los hechos realizada gracias a la técnica fotográfica que permitió a los dos fotógrafos mostrar , denunciar, ambas situaciones.

1 comentario:

  1. Si no me equivoco Kevin Karter con el tiempo acabó suicidándose. No pudo perdonarse jamás no haber ayudado a esa niña.

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